Durante años nos han enseñado que la convivencia depende de una educación basada en los límites en el control y en limitar la expresión natural de la personalidad de los individuos, tanto en perros como en niños esta es lo que ha provocado tener individuos inseguros, dependientes y con vínculos afectivos comprometidos. Basta ya de querer controlar todo.
Hemos aprendido que tanto a los bebés como a los cachorros hay que enseñarles a comportarse, se hacen entrenamientos para que aprendan a ir al baño, que aprendan a adecuarse a la vida de los adultos sin "dar lata". Nos hemos olvidado del desarrollo cerebral en etapas de crecimiento, nos hemos olvidado de la importancia de primero generar un vínculo seguro, de promover la proactividad, de satisfacer las necesidades a libre demanda, de darles, tanto a bebés como a niños la capacidad de decidir. En este episodio hablo de la importancia de comprender que no se trata de educar, se trata de facilitar el aprendizaje; no se trata de enseñar, se trata de ayudar a lograr la comunicación, no se trata de controlar sino de promover la confianza y la libertad.